Acrílico sobre tabla. 75 x 98 cm. Otoño 2010.
Siempre me han llamado la atención las cadenas de la vida, las líneas de sucesión, los linajes de nuestra propia existencia. Hijos, padres, abuelos … ¿Hasta dónde? De alguna forma todos estamos unidos por algún antecesor común. Incluso antes de ser hombres alguna forma de vida nos entronca con otras formas no humanas. Todos somos parientes; toda la vida es una familia.
El cuadro representa a la madre de mi mujer, y abuela de mis hijos.